Como un niño el 6 de enero, que
desea despertarse y salir de su cama para ver los regalos que le han traído los Reyes Magos, me encontré un día en la pequeña bolsa que
estaba metido. Empujé una y otra vez hasta que salí y tras esperar cierto
tiempo, ahí estaba yo. Mi primer día de vida y no paraba de llorar. Todavía hoy
pienso porque lloraba pero imagino que sería por el revuelo que había montado
en aquella sala. Oía mucho ruido a mí alrededor, sentía que me trasladaban de
un lado para otro y estaba deseando que me dejaran tranquilo. Solo pensaba en
poder ver algo, en querer sentir unos brazos de amor que me calmarán y de una manera o de otra deseaba
encontrarme con una mirada de cariño. No sabía que esa primera imagen que vi,
la de aquella mujer con lágrimas en sus ojos, sería la eterna imagen que
guardarían mis retinas por siempre. No pensé que en el día a día sería la
persona que me iba a cuidar, que me alimentaría para crecer fuerte y sano y que
pasaría las noches en vela pendiente de mí.
Si me caía en el parque y lloraba
ahí estaba ella, si me encontraba enfermo ahí estaba ella para curarme, cuando
de pequeño salía de la escuela ahí se encontraba ella para acompañarme a casa y si
algún día no hacia lo correcto ahí estaba ella para enseñarme la diferencia
entre el bien y el mal. Esa persona que vi por primera vez me ha marcado en mi
vida. Es el único ser que siente cuando siento, que llora cuando lloró y que
ríe cuando rio, y todo ello sin estar presente en esos momentos. Tiene un
sentido especial, un sentimiento distinto y un poder único que las convierten
en lo más grande que un hijo puede tener. Una madre es más que una amiga, una
madre es una madre. Hay que amarla y respetarla porque es quien te trajo al
mundo. Ella sabía qué mundo me iba a encontrar pero no sabía qué mundo me
podría acontecer, pero para eso está ella, que me ayuda y asesora día a día. A
pesar de todo, llega el día en que un hijo tiene que marchar y hacer la vida que
le enseñas pero no por eso olvida a su madre, simplemente es ley de vida.
La única pega que me encuentro en
este mundo y que no puedo resolver es saber que se siente al tener un hijo. Esa
peculiaridad tan distinta de los hombres
les marca en su corazón y por ello las
madres son los seres más especiales que habitan en esta vida. Porque madre solo
hay una. Gracias por todo pero sobre todo por ser madre.
Felicidades.
Cuack!
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