Ver como un pasajero de tren se entretiene
con una calculadora electrónica fue uno de los mayores actos de inspiración de
la historia. Ese gesto, un simple y sencillo acto de observación, le sirvió a
Gunpei Yokoi para crear una de las máquinas portátiles más revolucionarias de
la historia. Lo cierto es que la idea ya la exploraban gigantes de los juguetes
como Mattel o MB pero sería la compañía japonesa Nintendo la que sacase, en los
años 80 bajo la línea Game & Watch, la revolucionaria máquina duradera,
barata y con la clave de ser una consola portátil. El 21 de abril de 1989 nació
la GameBoy.
La consola aparecía en el mercado japonés con
un éxito arrollador. Nada más salir, las 400.000 unidades puestas en venta se
agotaron y meses después el mismo éxito se repitió en Estados Unidos. La
GameBoy era incomparable con la poderosa Atari, que destacaba por su gran
pantalla en colores, o Game Gear que era el producto estrella de Sega, la mayor
competencia de Nintendo. Gunpei Yokoi consiguió implantar un mantra que un
cuarto de siglo después se mantiene sagrado en Nintendo: la potencia es
secundaria, lo importante son los juegos. GameBoy cumplió ayer 25 años y su
meteórico ascenso y una muy larga vida que hizo que solo se dejara de producir
hace 11 años, en el 2003, se alimentaba por la producción constante de
juegos. El mérito de Yokoi fue diseñar
una consola portátil que, a diferencia del resto, tenía una ranura para la
inserción de cartuchos. Las ventas combinadas de sus diferentes modelos
llegaron a vender 118 millones de unidades en todo el mundo. GameBoy, hoy en
día, es la tercera plataforma de más éxito en la historia del videojuego, solo
superada por Nintendo DS y Play Station 2 de Sony.
Quedan atrás años donde la música característica
del Tetris o del Mario Bross amenizaban los viajes de niños y adultos. La creación
de GameBoy supuso un nuevo hito en la historia de la electrónica y plataforma
de juegos. En la actualidad, aunque sigue vigente el espíritu GameBoy, la forma
de distracción de muchos niños no es igual que antes. La sencillez se ha
traducido en complejidad mezclada con violencia. Es por ello que recordar el
cumpleaños de esta maravillosa consola portátil debe servir a muchos ingenieros
electrónicos a encauzar de nuevo la labor de Yokoi. Felicidades.
Cuack!
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